El Teatro del Pueblo resulta un lugar especial para una obra que se sumerge en sobrevivientes del horror. Hay que bajar una escalera que lleva a la sala donde con apenas un teléfono, una mesa, una silla y algunos elementos mínimos de vestuario, Susana Di Gerónimo y Alejo Mango dan vida a los personajes bajo la dirección de Corina Fiorillo.
La obra está dividida en tres historias que suceden en la posguerra. La primera es Ysolda, una mujer que perdió “todo menos el hambre” en esa época de horror y desamparo absoluto. Esta mujer cuenta cómo logró atravesar esa época gracias a un esmirriado alemán que a cambio de amores le daba comida, a ella y a su pequeño hijo. La segunda, Sal y Ceniza es quizás la más lograda, tanto la historia en sí, como la actuación de Alejo Mango. Mango interpreta a un mago judío que en una de sus presentaciones se cruza con uno de los jerarcas nazis que decidía sobre la vida y la muerte de los prisioneros. Resulta conmovedor el ruego que le hace a su colaboradora para que no vaya a compartir la noche con ese ser siniestro personaje que la invitó a su cuarto de hotel.
Finalmente cierra la obra Los huéspedes que muestra el juego de dos sirvientes que simulan ser sus propios amos, Herman y Karin Goering. Una manera de soportar las humillaciones de estos patrones.
Las historias son fuertes pero están basadas en situaciones cotidianas que son las que nos hacen sentir que podría pasarle a cualquiera, sin golpes bajos y con el humor como valor en la reflexión y necesario para transmitir el miedo y el horror que estos personajes padecieron. Es una obra que aprovecha el espacio pequeño de la sala donde los actores están cerca del espectador y el encuentro se vive con gran intensidad.
Por último, la música que enlaza las tres obras y que marca el final de la obra pone de manifiesto que todo seguirá siendo un elemento de diversión, casi de cabaret mundano, si no nos damos cuenta que no son historias de otros son nuestra historia. Lo que quedó refleja una parte de nuestra humanidad contada por seres comunes, tal como cada uno de nosotros.
Gabriela García Morales - 19/03/2008 para CulturAR.com
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