Cuando se vuelve sobre un evento altamente traumático, se puede ir a su presente histórico, o a su tiempo posterior, a lo que quedó, a la memoria como construcción de ese pasado, tanto al nivel del relato como desde lo corporal. ¿Cómo resuena esa época en los hombres y mujeres que la atravesaron?
“Lo que quedó” busca trabajar, precisamente, sobre esa consigna. El nazismo marcó un siglo entero, hay un antes y un después. Lo que es difícil de aprehender, es el hecho de que aquello que leemos en los libros de historia fue protagonizado, en la medida micro, por hombres y mujeres, cuyas historias y traumas no pasaron sólo por la experiencia del campo de concentración, sino por algo mucho más abarcativo.
Dos monólogos y una tercera escena constituyen la estructura. Son viñetas, trazos, rastros en los discursos de estos personajes. Porque hay un detalle, bizarro, si se quiere: la vida continuó, y estos personajes debieron seguir con ella.
La primera escena es una mujer italiana hablando, presumiblemente, a cámara, a punto de ser entrevistada para lo que puede ser un documental o un programa de televisión. Cuenta su historia, la de una mujer que quedó sola con sus hijos en medio de la guerra, la de quien conoció el hambre y debió ingeniársela para sobrevivir, incluso realizando actos que luego le valieron el repudio. ¿Es posible juzgarla? ¿Desde dónde? ¿Qué sabemos nosotros, muchos de nosotros, del hambre en serio? La escena, como las que le siguen, es despojada, sólo ella, hablando.
En segundo término, un mago, un entertainer, judío, discutiendo con una mujer fuera de campo por algo que acaba de ocurrir. En él, el pasado está siempre presente, aunque no siempre lo nombre. Eso es lo que esa noche le recordó, y que entiende que esa mujer, más joven, con la que discute, no lo entienda, porque no lo vivió, no sabe de qué le habla por más que lo entienda.
Por último, una pareja que trabaja en un hotel, reproduciendo la historia de Hermann Goehring y su esposa. La guerra ha terminado, entonces, ¿por qué continuar? Acaso, quizás, no pueden seguir. Seguir, para estos personajes, es ver ese pasado en el que creyeron, con otros ojos.
La obra está estructurada a manera de trilogía de relatos, sobre textos que, por momentos, por el vocabulario elegido, pueden llegar a sonar algo literarios, sobre todo cuando la actuación está enfocada hacia el realismo. Teniendo en cuenta que cada escena, salvo la última, presenta a personajes individuales no accionando, sino, más bien, elaborando un discurso que narra, y que lo que cuenta, en mayor o menor medida, para lo puntual, puede resultar lejano históricamente al espectador (al menos para generaciones más jóvenes), queda preguntarse en todo caso cuál podría haber sido una alternativa.
Lo que busca quedar, en definitiva, más allá del texto, es algo tan efímero como duradero. Es la memoria en el cuerpo, en la voz, en un acto reflejo. Es la necesidad de supervivencia que deja sus marcas. Es el haber estado con la cabeza al final del cañón de un arma. Es haber creído en un sueño loco que ahora se cae de a pedazos para mostrar la monstruosidad que ocultaba y ¿cómo tolerarlo?
para imaginación atrapada (www.imaginacionatrapada.com.ar) 1/4/2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario